Tuesday, June 05, 2007

Relato que se tiene que contar




He de comentar que fui a ver El violín con una amiga, también he de confesar que cuando voy al cine no me distraigo ni distraigo a mi acompañante (por asombroso que parezca voy específicamente a ver la película) y una vez que ésta concluyó le pregunté a mi amiga si le había gustado. Me imagino que fue algo amable su respuesta, pues dijo que sí, lo que no resultó amable es que le interrumpiera un bostezo.

Imagino que sintió la necesidad de explicar su respuesta y su lenguaje paraverbal. Me comentó que la película le había gustado, pero que como que era muy trágica, al parecer el final no le gustó. Ahora yo lanzo una pregunta a quien la vio: ¿acaso había otro final dadas las circunstancias?

El inicio de la cinta de Francisco Vargas Quevedo es más que premonitoria: la bota de un soldado paseándose amenazante ante un hombre maniatado en primer plano, mientras en el fondo hay otros sujetos, igualmente atados. Todos están siendo torturados, están en un ambiente rural. El escenario ha quedado planteado: la guerrilla en México, concretamente en el campo mexicano.

La cinta no abunda en diálogos, no se necesitan, las imágenes de abandono, de pobreza, de limitaciones son elocuentes, ¿imaginar a un campesino parlanchín?, ¿escuchar a campesinos guerrilleros que hablan sus planes en charlas de cantina?, reitero, saturar la pantalla de diálogos hubiera sido un descuido a la estética visual que nos recuerda las imágenes del cine clásico del siglo pasado, este fue un logro de Martín Boege Paré.

En medio de toda esta tristeza, de toda esta impotencia, de esta lucha de los dueños originales la tierra, es que el violín se erige como el símbolo que lo llena todo, que representa la melancolía, el sueño, el deseo de algo mejor, digamos que lo único que aún permite mantener la dignidad de todo un grupo que ha sido despojado desde siempre.

Don Plutarco (Ángel Tavira) es el violinista de esta historia, es el padre de Genaro (Genaro Taraceda) y abuelo de Lucio (Mario Garibaldi), ¿podían ponerse nombres más representativos?, y pese a ser manco (quizás metáfora de los desposeídos) da tono a los lamentos, melancolías, ansias de lograr que por fin algo de justicia llegue a los que siempre han sido marginados.

En El violín se va entrelazando un lenguaje de miradas discretas, de señales, de pequeños códigos en esta lucha contra el sistema. Vigías, muchachas en el camino, vendedoras de queso, en fin, una red de complicidades donde todos saben que ya nada pueden perder, una lucha que no es por dinero, donde el todo es la dignidad.

Como resultado de la persecución, el desplazamiento y desaparición de lugareños, don Plutarco termina por empeñar sus tierras (en un contrato en blanco, desde luego) para poder ir por su nuera arrestada y a la vez ir en búsqueda de su violín. Es en este giro en que Vargas Quevedo expone algo que suena tal vez obvio: entre guerrilleros y militares no hay tanta diferencia como pudiera parecer.

La búsqueda de este instrumento le permite a don Plutarco ir internándose en el círculo militar que ocupa sus tierras. Por medio de la música empieza a ganar la confianza del capitán del destacamento (Dagoberto Gama), incluso es la oportunidad que se encuentra para exponer la ayuda que puede recibir el mismo guerrillero de las fuerzas armadas, de esos soldados que por mucha fidelidad a la institución no pueden olvidar que pueblo son.

Hay que poner atención a los diálogos francos entre Don Plutarco y el capitán, quizás ahí está la clave de esa lucha que puede ser tan duradera como al vida de un campesino, y bueno, que ayudan a entender que a veces somos continuaciónde algo, que no por fuerza podemos estar incluidos, pero sí metidos en el asunto. Suena paradójico, ¿pero qué sentido tiene contar lo que se puede disfrutar en la sala?

Contar más detalles es arruinar el fenómeno fílmico, es quitarle naturalidad a don Plutarco y querer inducir sentimientos de angustia e interés que la cinta por sí sola puede transmitir.

Definitivamente me parece que El violín es una historia muy actual, muy interesante, bien contada, que vale la pena observar, pues se trata de exponer la violencia, pero no la que emana del dinero directamente, sino la violencia por la búsqueda de la libertad, de la justicia. En donde es mejor no saber todo, como se dice en la cinta. Donde usted podrá esclarecer si es posible otro tipo de final.

El violín es una oportunidad de conocer una versión muy sentida y clara de cómo un dios cabrón le echo la sal al mundo y por lo que a la fecha estamos pagando.

Labels:

4 Comments:

At June 07, 2007, Anonymous Anonymous said...

Yo fui a ver esta pelicula desde que salio en cartelera, es una obra de arte magnifica, olvidando un poco el hecho de que es mexicana (pues el cine mexicano actual es muy,mmm simple).

tengo que destacar de que me gusto la fotografia, esos lugares olvidados por Dios pero donde hay vida, la confianza y la seguridad sin olvidar la ternura que inspira don Plutarco, sin olvidar que llega a ser infantil cuando su hijo le reprocha sus actos "secretos". La gallardia y el sacrificio de su hijo, asi como la tristeza y las ganas de seguir sin perder de vista su objetivo despues de que ve a su esposa "caida" y por ultimo el niño, tan curioso y tan niño, serio y solemne pero a la vez vivaz y con esa chispa que caracteriza los niños adecuados al campo y a la naturaleza.

Pero por otra parte tambien esta esa polarizacion de ideas que al final se resuelven en una sola, la de las personas que creen en la libertad (como lo mencionas) y las personas que han perdido la nocion y el sentido de lo que es libertad y que viven manejadas por alguien mas poderoso que ellas mismas...

En fin, creo que es una pelicula estupenda (con toda la magia que encierran las peliculas en blanco y negro)y no creo que haya habido un final mejor pues como se dice al principio "ese niño va a ser mas cabron que yo y que usted"

Ademas el comentario es muy bueno...

 
At June 07, 2007, Blogger Carlos López Praget said...

Es nuy cierto, la película tiene elemento más que rescatables, es refrescante ver historias que no son ligeras comedias clasemediaras (con sexo pudor y lágrimas era más que suficiente), no con choteadas historias de secuestro (como si no hubiera más temas en México).
El lado lamentable es que esa historia nos resulta creíble, posible, lastimosamente verídica.

 
At June 09, 2007, Blogger Salvatore said...

Tu comentario es magnífico, como la película misma. Yo la fui a ver con mi mejor amigo, que curiosamente viene del campo mexicano y se llama Genaro. Entre los dos pudimos disfrutar de esta excelente historia acerca de las injusticias que se viven en el campo mexicano, que por momentos me recordó a los hilos argumentales de Agustín Yañez en novelas como "Al filo del agua" y "Las tierras flacas".

Además la fotografía por momentos evoca las fotos que Juan Rulfo hizo. El estilo de la misma, entre documental y de video casero, es muy interesante.

Sin duda, El Violín es una de las mejores películas que se han hecho en México en los últimos tiempos, pues más allá de sus logros técnicos y artísticos, narra cosas que a los mexicanos todos nos deberían interesar y preocupar.

Aquí no veremos a Jaime Camil y Marta Higaredara luchando por traer a U2 a dar un concierto, (¡¿qué buena trama, no?); ni a un México desfigurado por la pésima imagen que del país han hecho las producciones que tienen algo que ver con Televisa o las megaproducciones extranjeras.

Aquí vemos ese México real, poco glamoroso, pero lleno de sentidos y profundos significados para la vida de todos aquellos que nos sentimos orgullosos de ser mexicanos; y que muchas veces no queremos reflexionar en torno a las partes oscuras y dolorosas de nuestro actuar político y social.

¡Felicidades, muy buena crítica!

 
At June 26, 2007, Blogger La Ruta de los Olvidos said...

Se me hizo una película estupenda y qué mejor de un excompañero de la UAM-Xochimilco, como lo es "Pancho el Charro", egresado del CUEC. La fotografía está entre rulfiana y gabrielfigueroesca; la historia me remontan a los cuentos de Juan de la Cabada, aunque Salvatore tiene razón en eso de estar más cercana a las atmósferas de Yañez. Ahora habrá que ver "Mezcal", pero si altas espectativas, no sería bueno compararlas, para no ser injustos en los comentarios. ¡Qué bueno que has vuelto a redimirte como cinéfilo irredento!

 

Post a Comment

<< Home