Tuesday, February 19, 2008

Un viaje al centro del ser



Hace poco más de un año tuve el gusto de comentar Elsa y Fred, y en esa ocasión dije que era un cine sin mayores pretensiones, sin grandes complicaciones, vamos, que incluso se podía prestar a chantajes sentimentales, y sin embargo ocurrieron dos cosas: en lo público, permaneció en cartelera algunos meses, y en lo personal puede gozar la cinta con los ojos llorosos por largos lapsos.

En esta oportunidad ha llegado a nuestras pantallas El viaje de la Nonna, cinta de Sebastián Silva, de quien podemos decir, actuó al lado de Javier Bardem en Mientras anochece (desde luego que no recuerdo su aparición) y como asistente técnico en Babel. Más allá de falta de protagónicos en la dirección fílmica, Silva nos presenta en El viaje de la Nonna una cinta muy bien planteada, muy emotiva y que, como Elsa y Fred, rescata muy bien los valores que debe tener el cine: un buen relato.

El viaje de la Nonna conjunta talentos en toda la pantalla, Ana Ofelia Murguía es la Nonna, centro de toda la historia, pero encuentra el soporte y acompañamiento de actores Rodrigo Murray, Julio Bracho, Martín Altomaro (más ubicable en anuncios de autos hace tiempo) o de de Jorge Zárate (uno de esos actores en quienes es su talento suple su falta de imagen tradicional), y de actrices como Verónica Langer, Ximena Ayala, Cecilia Suárez o Alejandra Gollás es evidente en todo momento.

Por favor,que no se pierda de vista el papel de Enrique Arreola, es el mejor ejemplo de cómo un papel breve y casi incidental cautiva y atrapa la simpatía del espectador (Arreola lo pueden ver en Párpados azules, como Víctor).



La Nonna (mucho más cálido que la señora Todaro) es una anciana con problemas de memoria y de corazón, sin embargo tiene la convicción necesaria para saber que tiene que ir a Italia, a conocer el pueblo natal de su difunto marido. Desde luego que el viaje es un dilema entre lo posible y lo incorrecto para la familia de la Nonna. Viajar es poner en riesgo su vida, y sin embargo, ¿qué sentido tiene la vida si no se pueden cumplir los sueños?

Es a partir de esta premisa que Sebastián Silva empieza a jugar con los sentimientos de los personajes a través del por fin realizado viaje a Italia, bueno, en sí es un viaje a Jajalpa donde un pueblo es adornado y ambientado al más puro estilo de la campiña italiana. No hay nada que ocultar, Silva se encarga de poner una serie de clisés del cine italiano, a veces vemos escenas de Fellini, a veces pensamos que veremos pasar frente a la cámara a don Camilo, sin olvidar escenas de La vida es bella, y todo ello con un aroma a fiesta mexicana.

Es en este terreno de ambientes comunes que se logra un relato íntimo de la Nonna, donde sus desvaríos, sus suspicacias y
su inocencia, va logrando que toda la producción que gira en torno a ella se vaya compenetrando, y donde cada personaje va descubriendo su lado tierno. María (Verónica Langer) dejando de mortificarse de todo, Teresa (Ximena Ayala) mostrando su deseo lésbico, Luiggi (Rodrigo Murray) tomando consciencia de sus gusto alcohólico, y así podemos ir siguiendo a cada personaje, que es este viaje va encontrando algo nuevo.

Ahora bien, no hay que descuidarse, la cinta es el viaje de la Nonna, pero el viaje no es ir a Italia y regresar, la historia es profunda cuando se regresa, pues la Nonna desea que ahora esa familia Todaro sea la que la visite. No se trata de una trampa, es sólo cerrar círculos, como se verá en la parte final de la historia.

Tal vez este tipo de cintas sea un chantaje sentimental, pero la forma en que el guión de la cinta es aderezado por la poesía se Sabines, de Borges, o algunas otras pinceladas literarias dan color y sentido a lo que los personajes viven, con las visiones dela Nonna (por favor vean la escena donde en medio de la fiesta canta con su marido) la forma en que cada sujeto, y cada pareja se encuentra es muy sencillo, el mensaje final de la Nonna es claro, es sensible, es muy cálido, no con dramatismos exagerados, no hay gritos, no hay maldiciones a los cielos, tan sólo se trata de completar el círculo, lo que falta, para así terminar muy emotivamente la cinta.


No sé si El viaje de la Nonna vaya a durar meses en cartelera, pero es sin duda una buena oportunidad de ver una historia sencilla, de poner a prueba la memoria con los chistes en la aldea italiana, pero lo más importante, recordar que la vitalidad es para usarse, no para extrañarse.

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