Sunday, October 28, 2007

Una nueva visión de María


De verdad que los distribuidores de películas en México no tienen solución. Se empeñan en poner nombres atractivos porque hay que engrosar la taquilla, pero nunca se ponen a pensar que malacostumbran a las víctimas, digo, a los incautos que sólo se guían por el nombre que les dan a las cintas.

Hace pocos días me “lancé” a ver el espectacular (por nombre) El evangelio prohibido. Ver la sinopsis me llamó la atención, hasta la fecha no me ha decepcionado cinta donde aparezca Juliette Binoche. Lo simpático fue cuando vi en la sala a cuatro pubertos armados con sus celulares, sus bromas, refresco de “onda joven" y sus palomitas. Sin duda estos chamacos esperaban ver explosiones, algún alien, o por lo menos una escena de sexo explícito, pues por algo se trataba de un evangelio prohibido.

La historia, dirigida por Abel Ferrara es de tinte documental y de ficción. Ted (Forest Withaker) es un periodista que dirige un programa de análisis, el tema abordado a lo largo de la cinta es analizar el peso y papel del Jesucristo como dogma que guía a la mitad del planeta. El origen de la disertación es la inminente premier de una cinta que explica la vida de Jesús, claro, desde un punto de vista, digamos, alternativo.

Ted es un hombre exitoso, algo así como el Larry King de la historia, su programa tiene peso en la opinión pública. Mientras se desarrolla la documentación, reflexión y peso filosófico de Jesús se van intercalando fragmentos de lo sería la película en cuestión, ¿cuál es el interés?, Ted se involucra cada vez más en la investigación, lo que lo lleva a descuidar a su esposa, próxima a dar a luz. Es ahí donde se mezcla la ficción, el caso particular que puede encajar muy bien en lo frenético del mundo.

Pero no basta con este escenario de búsqueda de Jesús como mito, o de Ted como persona en conflictos personales. Es aquí donde el al gusto de poner un título “espectacular” distrae la misión de la película. Maria es el nombre original del film, pues el real personaje central de la historia es María Magdalena, la prostituta redimida, la posible amante de Jesús, o más interesante, la posible discípula (la máquina no me marcó error, así sea) de Jesús.

María Magdalena es representada en la ficción de la película a estrenar por Juliette Binoche, y en la realidad de la película también se llama María, y es tal el grado de integración con su personaje que esta María del siglo XXI inicia una búsqueda de sí misma internándose en la siempre mística Jerusalén.

A medida que avanza la historia tres dilemas se van identificando con claridad: la vida de Jesús es un enigma que fascina al estudioso; Ted ha entrado en una espiral donde llega al cuestionamiento de todos sus valores como ser humano; y la forma en que la sociedad del siglo XXI tan abierta, tan lejos de atavismos, tan distante de moralismos, reacciona de manera virulenta ante la interpretación de los temas más “sagrados” que ignora en lo cotidiano.

Si bien es cierto que la película no es precisamente la mejor contada, me parece que sí tiene elementos interesantes que lo mantienen a uno es la sala por espacio de hora y media. Claro, este punto de vista no lo podrán compartir los cuatro jóvenes de los que hablé al principió, pues dejaron, descepcionados, la sala cuando estaba a la mitad la proyección.

María (para usar su nombre original) expone lo que mucha gente se niega a aceptar: cuando estamos sujetos de un clavo ardiente sólo queda implorar por la ayuda divida en lo que termina siendo un viaje interno de purificación. La catarsis de Ted al ver que esposa y su hija (recién nacida) están por morir sólo puede ser entendido por quien ha sentido su vida cerca del abismo (la muerte no es el único abismo) y no hay más que bajar la guardia, suplicar y tratar de “negociar” con la divinidad a cambio del favor recibido.

Veámoslo de nueva cuenta, de no ser por la fe, ¿podríamos encontrar motivos de alegría en el mundo enfermo y esquizofrénico en que vivimos?, ¿es posible tener esperanza cuando vemos a un líder que anuncia una guerra mundial, pero que en caso de darse va a estar en su bunker a cientos de metros de la superficie para su seguridad?, y así pueden seguir los ejemplos, y me parece que la misma tablita de salvación sigue siendo la fe en algo superior.

Maria es una buena oportunidad de volver a tomar conciencia de que no importa bien a bien en qué creer, es muy posible que esa pregunta sea insignificante, siempre y cuando se haga el viaje al interior, ante el único al que no podríamos mentirle, que es nuestra propia conciencia. María recuerda la introspección que es posible en cada persona como una oportunidad latente de tener más equilibrio, de ver al mundo desde otra perspectiva.

Probablemente María no tenga la mayor cantidad de aciertos, empezando por el idioma, pues es muy incómodo escuchar a la siempre bella Binoche hablando en inglés, y que la trama pueda caer en el posible “chantaje emocional”, pero aún así me parece una cinta entretenida que usa con precisión sus 86 minutos. Sólo una sugerencia para los distribuidores de películas (hay que tener la actitud y esperanza de que alguno me lea): no abusen para poner títulos, no todo es loco, explosivo o prohibido como en Hollywood, no pongan trampas de taquilla.

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