Tuesday, February 05, 2008

Un cachorro bien dirigido

Hace algunos años tuve la oportunidad de ver La buena vida, del director David Trueba, donde contaba el súbito cambio de vid de un chico que de ser hijo de familia se convierte en huérfano, lo que es aprovechado para contar divertidas escenas de la vida de un niño que de la infancia va adentrándose en la adolescencia.

Ahora llega a la pantalla, y para variar con poca difusión, Cachorro, cinta española de Miguel Albaladejo, un film que no está hecha para buenas conciencias, no tiene moraleja fácil, ni tiene interés en aparentar lo que no se es.

En la página web de la cadena de cines que exhibe se anuncia como una comedia, lo cual, la verdad no me parece lo más atinado. Pedro (José Luís García Pérez) es un profesionista, es homosexual y le gusta vivir solo, lo que va cambiar por un breve periodo, pues su hermana Violeta (Elvira Lindo) le deja a su cuidado a su hijo, Bernardo (David Castillo), en tanto ella hace un viaje místico a la India.

A Pedro no le hace gracia la idea, no se siente a gusto con niños cerca de él, vamos, ni siquiera la idea de vivir en pareja con alguien, por su parte, Bernardo es un chico aplicado, sabe cocinar, es ordenado, y no tiene ningún tipo de angustia o prejuicio con la homosexualidad de su “tiíto”.

Los eventos van a verse modificados cuando ocurre una llamada del Ministerio del Exterior a casa de Pedro, la astucia del Albaladejo es evidente, en la lógica "hollywoodense" uno supondría que Violeta ha muerto. No, Violeta ha sido detenida I(encarcelada), por viajar sin papeles oficiales y con drogas. Lo que eran una vacaciones para Bernardo y una temporada de guardar ciertas formalidades para Pedro termina siendo ya una responsabilidad de tiempo completo.

La nueva convivencia entre Pedro y Bernardo está alejada de momentos cursis, sin frases grandilocuentes, de clases de moral llevadas a última consecuencia, es decir, Pedro no dejará su vida sexual libre ni Bernardo le cuestionará sus gustos o su estilo de vida.

El antagonista saldrá del pasado, Bernardo no tiene a su madre, pero tampoco tiene padre, se dibuja la imagen de un padre que lo perdió todo en las drogas y ahora la abuela paterna es la que busca a su nieto. No se trata de un personaje maligno por necesidad, claro, no es tampoco una anciana tierna, es una mujer que como una inmensa mayoría de personas que vive un infierno particular de temores, de remordimientos por la mala relación con su nuera y su nieto, y la idea de que viva con in pariente homosexual es algo de simplemente no puede aceptar.

La separación va darse, es inviable que Pedro sea una figura moralmente sólida, tampoco la abuela es la opción, pues Bernardo se siente más a gusto con los amigos y parejas de su tiíto. La distancia vendrá por medio de un internado.

Este escenario es adecuado para poner estampas de la vida y sentimientos de Pedro, de lo práctico que ve la vida, de lo duro que a veces hay que enfrentar los conflictos, la dirección de la cinta no tiene falsos pudores de ver a una pareja homosexual entregándose entre sí, ni se les ve con ternura casta ni depravación, sólo es gente que quiere un poco de amor.

Pedro mantendrá ese espacio en el que ya no está sólo él, Bernardo crecerá, se hará más fuerte, la abuela materna podrá tranquilizar su conciencia, mientras que Elvira tendrá la verdad que le pueden contar, a la que puede acceder, su onda hippie le ha permitido comprender que la verdad es en ocasiones lo que se nos permite ver.

Cachorro es catalogada como comedia, y sin embargo lo menos que tiene es ligereza, no voy a decir que es profunda, pero sí tiene detalles que bien vale la pena. Que el espectador no crea que va a ver La jaula de las locas, ni Víctor Victoria, Cachorro es una cinta que habla sobre algo diferente: el que los problemas nos encuentren fuertes.

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