Tuesday, March 25, 2008

Falsificadores en una lucha real


Cuando uno pone un poco de atención en los registros históricos no puede uno menos que asombrarse de que las cosas hayan resultado como las conocemos. Sin duda que un hito del siglo XX fue la segunda guerra mundial, y por ejemplo no deja de llamar la atención que quienes estaban en verdad pactados en sociedad fueron los que perdieron, y lo aliados, que sólo tenían ese nombre, fueron los ganadores pese a sus notables rivalidades.


La cosa no para ahí, a la fecha las técnicas de propaganda y adoctrinamiento mantienen la esencia que perfeccionó Goebbels, y por si fuera poco, lograron desarrollar un sistema de falsificación que pudo llevar a la quiebra a la economía inglesa y americana, ¿entonces por qué perdieron?, tal vez por pactar con sus enemigos en plena guerra.


La Operación Bernhard fue ideada por Reinchard Heydrich, aprobada por Heinrich Himmler y ejecutada por un coronel de las SS llamado Berhard Krüger.¿En qué consistió?, el 10 de marzo de 1944 nueve prisioneros judíos de Auschwitz, presos por falsificación, cinco de ellos polacos, un holandés, un francés, un checo y un apátrida fueron llevados a Sachsenhausen para trabajar en un proyecto a gran escala de falsificación. Uno de los expertos del equipo de 142 falsificadores fue Salomón Smolianoff un ruso que falsificó billetes de banco británicos de 50 libras en 1927 y que fue arrestado en Ámsterdam. Otro fue Adolf Burger, un eslovaco judío experto en impresiones falsas. Burger fue apresado por la Gestapo por falsificar documentos de identificación personal para comunistas en Bratislava y enviado a Auschwitz (las memorias de Burger son la base del guión de la historia que comentaremos).


Este entorno histórico es el fundamento de la cinta Los falsificadores, de Stefan Ruzowitzky (director que ya ha dirigido Anatomia, y su secuela, dos cintas de suspenso), y que en esta ocasión plantea las diversas ópticas en que se enfrenta un lucha de supervivencia en un campo de concentración.


El dilema en simple, por así decirlo, los nazis están exterminando a las razas inferiores, los judíos en primer lugar, y sin embargo seleccionan a los más aptos en el “arte” de la falsificación para realizar la operación que más arriba se detalló. ¿Que hacer?, cooperar a fin de mantenerse vivos y bien alimentados en el campo de concentración es una opción, sabotear la operación para forzar la eventual derrota nazi es la otra posibilidad.


A lo largo de la cinta de Ruzowitzky se van encontrando momentos que aunque no llegan a un suspenso absoluto, sí queda en evidencia la lucha por la supervivencia, aunque se trate de presos VIP, en donde se encuentra tiempo para la negociación, para la aceptación de conveniencias ( Krüger reconociendo que no es nazi, pero en conveniente pasar por uno), Salomón cuidando de hacer su trabajo para conservar la vida, pero sin pensar en denunciar a quien está saboteando el trabajo de todo el equipo.



No me queda duda alguna de que Los falsificadores no pasará a la historia como la mejor película de dilema ético, pero si es una perspectiva un poco más honesta del holocausto, en el sentido en que se ve que los nazis no eran tan “honestos” en su convicción, eran capaces de limitar su brutalidad en pro de un beneficio, de judíos que vieron también el fenómeno con un pragmatismo que los ha caracterizado o incluso estigmatizado.


El valor de la cinta estriba en haber expuesto una lucha digna y honesta en medio de estafadores profesionales. Para algunos presos la lucha era mantenerse vivos, para otros era la forma de acabar con el monstruo desde sus entrañas, para otros era soportar el dolor del holocausto en su familia. Esa era la real batalla, una batalla tan evidente como las falsificaciones que a más de uno lo mantuvieron vivo.


Los falsificadores es una cinta muy amena, que se disfruta, con una fotografía que acentúa muy bien el estado de sometimiento, y que presenta una perspectiva más al holocausto, a mi juicio, una óptica más a real y cercana.

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