Wednesday, February 27, 2008

Ver algo majestuoso

Nunca he visto completa Historia de amor, pero con ver la escena final, en donde Ryan O´Neal se sienta en una banca del nevado Central Park, los árboles totalmente deshojados, la soledad, la cámara alejándose y la música gloriosa no puedo uno menos que sentir lástima por este sujeto y saber que el universo se le ha venido encima.

La anterior escena es un ejemplo de que el romanticismo vive y perdura y de que nos gusta ir al cine a ver la desgracia de un sujeto, porque seamos francos, no hay nada más aburrido que la felicidad plena, por lo menos que cueste un poco, y eso es algo que se puedeconfirmar al ver Antes de partir, cinta estadounidense, dirigida por Rob Reiner y protagonizada por Morgan Freeman, Jack Nicholson y Sean Hayes.

Si revisamos la filmografía de Rob Reiner podemos encontrar trabajos muy comerciales tales como Cuando Harry encontró a Sally, y donde la excepción se da en 1990, cuando dirigió Misery, adaptación de la novela de Stephen King. Bueno, por fortuna Antes de partir le pone una palomita a su carrea de director.

Como ya anotamos, el protagónico es compartido por Jack Nicholson y Morgan Freeman, ¿no se tiene acaso todo para que los actores se devoran al director?, puede ser, pero creo que es lo más irrelevante. Antes de partir es la historia donde Edgard Cole (Nicholson), un millonario hedonista hace amistad con Carter (Freeman), un hombre culto que tuvo que ser mecánico para resolver su vida.





El relato desde luego no es novedoso, hasta cierto punto es la misma base de Golpeando las puertas del cielo, de Thomas Jan, sin embargo, el talento de Freeman y Nicholson hace de esta cinta algo simplemente extraordinario.

Edgard tiene dinero, es de acción, es cínico y tiene una muy efectiva coraza que le evita tomar consciencia de los vacíos morales que ha cosechado en su vida. Carter, por su parte, es un hombre que parece completo, tiene familia, seguro social, es el típico americano clasemediero, tiene una base moral y filosófica profunda, tanto como los huecos de insatisfacción de su vida.

Ambos personajes van a morir, sus dos opciones son someterse a tratamientos experimentales o vivir a plenitud el tiempo que le queda (no más de un año), desde luego ésta última es la elegida. Sí, la cinta no resiste al gusto de exponer gustos muy a la “gringa”: lanzarse en paracaídas, correr autos veloces, viajar por el mundo (para algo debe servir ser millonario como Edward), y sin embargo, la cinta no descuida el factor más importante: cubrir las deudas o pendientes morales son las que nos acercan a la dicha.




Edward, a lo largo de la hisroria, parecería que con sus millones compra una amistad, Carter no pone objeción en que su amigo gaste dinero como si fuera una obsesión, finalmente ambos ofrecen lo que necesitan. Carter podrá conocer el Tibet, la Muralla china, las llanuras del África, Francia, y sin embargo el final de su viaje será su hogar, su familia, será como el viaje del héroe que sabrá reconocer la señal de cuándo es necesario regresar al hogar; por su parte Carter enfrentará a Edward con esas deudas personales que no se pueden dejar sin saldar, del enfrentamiento con esa realidad con los tuyos, con ese pasado que no se puede comprar u olvidar.

Sin duda que uno termina en lágrimas por la historia, pero no por escenas recargadas de misericordia, de lamentos, de llanto y gemidos escandalosos, no hay frases rimbombantes ( Edward acoseja no desperdiciar una erección o desconfiar de un pedo, ¿dónde está lo glorioso?) y sin embargo toca el corazón con diálogos empáticos, con dilemas humanos, con la duda de saber si en la vida nos hemos dedicado a hacer el bien por alguien.

El gastado recurso de la lista de cosas pendientes de Carter o de Edward se va cumpliendo, pero no se trata de una comedia ligera donde todo es contra tiempo, la cinta de Reiner se va internando en los sentimientos y valores del espectador y lo que parecía desde un inicio una escena cursi, termina siendo un golpe maestro de amistad, de lealtad y se certeza de que se está contemplando algo majestuoso, tal y como Carter lo deseaba.

Al salir de la sala, una vez concluida la cinta, me preguntaba, ¿qué pudo ofrecerles Reiner a estos dos actores para que aparecieran en su película?, ¿dinero?, debieron cobrar bien, ¿un buen libreto?, seguro que ya lo han logrado antes; quizás una lista de cosas que ambos actores no habían hecho a la fecha, todo ello en un muy bien libreto. Antes de partir, sin duda una cinta aconsejable para un examen de nuestra búsqueda interna.




Así como cuando vemos a O´Neal sufrir por su amada que ha muerto y sentimos ese dolor en el ánimo, nosotros veremos a Carter y a Edward en el recipiente ideal para tener estilo, y saber que algo se ha cumplido, pues no podía ser de otro modo, pero con la sensación de que hemos gozado mucho con lo que hemos visto en la pantalla, pues sólo se trata de otra historia de amor.

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Tuesday, February 19, 2008

Un viaje al centro del ser



Hace poco más de un año tuve el gusto de comentar Elsa y Fred, y en esa ocasión dije que era un cine sin mayores pretensiones, sin grandes complicaciones, vamos, que incluso se podía prestar a chantajes sentimentales, y sin embargo ocurrieron dos cosas: en lo público, permaneció en cartelera algunos meses, y en lo personal puede gozar la cinta con los ojos llorosos por largos lapsos.

En esta oportunidad ha llegado a nuestras pantallas El viaje de la Nonna, cinta de Sebastián Silva, de quien podemos decir, actuó al lado de Javier Bardem en Mientras anochece (desde luego que no recuerdo su aparición) y como asistente técnico en Babel. Más allá de falta de protagónicos en la dirección fílmica, Silva nos presenta en El viaje de la Nonna una cinta muy bien planteada, muy emotiva y que, como Elsa y Fred, rescata muy bien los valores que debe tener el cine: un buen relato.

El viaje de la Nonna conjunta talentos en toda la pantalla, Ana Ofelia Murguía es la Nonna, centro de toda la historia, pero encuentra el soporte y acompañamiento de actores Rodrigo Murray, Julio Bracho, Martín Altomaro (más ubicable en anuncios de autos hace tiempo) o de de Jorge Zárate (uno de esos actores en quienes es su talento suple su falta de imagen tradicional), y de actrices como Verónica Langer, Ximena Ayala, Cecilia Suárez o Alejandra Gollás es evidente en todo momento.

Por favor,que no se pierda de vista el papel de Enrique Arreola, es el mejor ejemplo de cómo un papel breve y casi incidental cautiva y atrapa la simpatía del espectador (Arreola lo pueden ver en Párpados azules, como Víctor).



La Nonna (mucho más cálido que la señora Todaro) es una anciana con problemas de memoria y de corazón, sin embargo tiene la convicción necesaria para saber que tiene que ir a Italia, a conocer el pueblo natal de su difunto marido. Desde luego que el viaje es un dilema entre lo posible y lo incorrecto para la familia de la Nonna. Viajar es poner en riesgo su vida, y sin embargo, ¿qué sentido tiene la vida si no se pueden cumplir los sueños?

Es a partir de esta premisa que Sebastián Silva empieza a jugar con los sentimientos de los personajes a través del por fin realizado viaje a Italia, bueno, en sí es un viaje a Jajalpa donde un pueblo es adornado y ambientado al más puro estilo de la campiña italiana. No hay nada que ocultar, Silva se encarga de poner una serie de clisés del cine italiano, a veces vemos escenas de Fellini, a veces pensamos que veremos pasar frente a la cámara a don Camilo, sin olvidar escenas de La vida es bella, y todo ello con un aroma a fiesta mexicana.

Es en este terreno de ambientes comunes que se logra un relato íntimo de la Nonna, donde sus desvaríos, sus suspicacias y
su inocencia, va logrando que toda la producción que gira en torno a ella se vaya compenetrando, y donde cada personaje va descubriendo su lado tierno. María (Verónica Langer) dejando de mortificarse de todo, Teresa (Ximena Ayala) mostrando su deseo lésbico, Luiggi (Rodrigo Murray) tomando consciencia de sus gusto alcohólico, y así podemos ir siguiendo a cada personaje, que es este viaje va encontrando algo nuevo.

Ahora bien, no hay que descuidarse, la cinta es el viaje de la Nonna, pero el viaje no es ir a Italia y regresar, la historia es profunda cuando se regresa, pues la Nonna desea que ahora esa familia Todaro sea la que la visite. No se trata de una trampa, es sólo cerrar círculos, como se verá en la parte final de la historia.

Tal vez este tipo de cintas sea un chantaje sentimental, pero la forma en que el guión de la cinta es aderezado por la poesía se Sabines, de Borges, o algunas otras pinceladas literarias dan color y sentido a lo que los personajes viven, con las visiones dela Nonna (por favor vean la escena donde en medio de la fiesta canta con su marido) la forma en que cada sujeto, y cada pareja se encuentra es muy sencillo, el mensaje final de la Nonna es claro, es sensible, es muy cálido, no con dramatismos exagerados, no hay gritos, no hay maldiciones a los cielos, tan sólo se trata de completar el círculo, lo que falta, para así terminar muy emotivamente la cinta.


No sé si El viaje de la Nonna vaya a durar meses en cartelera, pero es sin duda una buena oportunidad de ver una historia sencilla, de poner a prueba la memoria con los chistes en la aldea italiana, pero lo más importante, recordar que la vitalidad es para usarse, no para extrañarse.

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Tuesday, February 05, 2008

Un cachorro bien dirigido

Hace algunos años tuve la oportunidad de ver La buena vida, del director David Trueba, donde contaba el súbito cambio de vid de un chico que de ser hijo de familia se convierte en huérfano, lo que es aprovechado para contar divertidas escenas de la vida de un niño que de la infancia va adentrándose en la adolescencia.

Ahora llega a la pantalla, y para variar con poca difusión, Cachorro, cinta española de Miguel Albaladejo, un film que no está hecha para buenas conciencias, no tiene moraleja fácil, ni tiene interés en aparentar lo que no se es.

En la página web de la cadena de cines que exhibe se anuncia como una comedia, lo cual, la verdad no me parece lo más atinado. Pedro (José Luís García Pérez) es un profesionista, es homosexual y le gusta vivir solo, lo que va cambiar por un breve periodo, pues su hermana Violeta (Elvira Lindo) le deja a su cuidado a su hijo, Bernardo (David Castillo), en tanto ella hace un viaje místico a la India.

A Pedro no le hace gracia la idea, no se siente a gusto con niños cerca de él, vamos, ni siquiera la idea de vivir en pareja con alguien, por su parte, Bernardo es un chico aplicado, sabe cocinar, es ordenado, y no tiene ningún tipo de angustia o prejuicio con la homosexualidad de su “tiíto”.

Los eventos van a verse modificados cuando ocurre una llamada del Ministerio del Exterior a casa de Pedro, la astucia del Albaladejo es evidente, en la lógica "hollywoodense" uno supondría que Violeta ha muerto. No, Violeta ha sido detenida I(encarcelada), por viajar sin papeles oficiales y con drogas. Lo que eran una vacaciones para Bernardo y una temporada de guardar ciertas formalidades para Pedro termina siendo ya una responsabilidad de tiempo completo.

La nueva convivencia entre Pedro y Bernardo está alejada de momentos cursis, sin frases grandilocuentes, de clases de moral llevadas a última consecuencia, es decir, Pedro no dejará su vida sexual libre ni Bernardo le cuestionará sus gustos o su estilo de vida.

El antagonista saldrá del pasado, Bernardo no tiene a su madre, pero tampoco tiene padre, se dibuja la imagen de un padre que lo perdió todo en las drogas y ahora la abuela paterna es la que busca a su nieto. No se trata de un personaje maligno por necesidad, claro, no es tampoco una anciana tierna, es una mujer que como una inmensa mayoría de personas que vive un infierno particular de temores, de remordimientos por la mala relación con su nuera y su nieto, y la idea de que viva con in pariente homosexual es algo de simplemente no puede aceptar.

La separación va darse, es inviable que Pedro sea una figura moralmente sólida, tampoco la abuela es la opción, pues Bernardo se siente más a gusto con los amigos y parejas de su tiíto. La distancia vendrá por medio de un internado.

Este escenario es adecuado para poner estampas de la vida y sentimientos de Pedro, de lo práctico que ve la vida, de lo duro que a veces hay que enfrentar los conflictos, la dirección de la cinta no tiene falsos pudores de ver a una pareja homosexual entregándose entre sí, ni se les ve con ternura casta ni depravación, sólo es gente que quiere un poco de amor.

Pedro mantendrá ese espacio en el que ya no está sólo él, Bernardo crecerá, se hará más fuerte, la abuela materna podrá tranquilizar su conciencia, mientras que Elvira tendrá la verdad que le pueden contar, a la que puede acceder, su onda hippie le ha permitido comprender que la verdad es en ocasiones lo que se nos permite ver.

Cachorro es catalogada como comedia, y sin embargo lo menos que tiene es ligereza, no voy a decir que es profunda, pero sí tiene detalles que bien vale la pena. Que el espectador no crea que va a ver La jaula de las locas, ni Víctor Victoria, Cachorro es una cinta que habla sobre algo diferente: el que los problemas nos encuentren fuertes.

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Saturday, February 02, 2008

El ansia de la soledad paciente



El cine simple, me parece, es el más complejo, y desde luego el más interesante. El decir de los cuerpos, de las miradas, de los vacíos, de los colores, del viento es el que debe prevalecer, el que debe seducir, pues brinda al espectador un poco de tranquilidad, tiempo para observar, para entrar a la mente del personaje y poder establecer contacto, empatía, dicen los que saben de eso. Párpados azules es una muestra de ese cine que brinda al espectador la oportunidad de decir “me voy a involucrar en esta historia”.

La premisa de donde todo se desencadena es fácil: tienes una nueva y última oportunidad para ser feliz, aprovéchala”. Sobre esta idea es que Ernesto Contreras, egresado del CUEC, empieza a armar un espacio de imágenes y cuerpos que se conjugan con un entorno que no es triste, lo que es el gran acierto, sino melancólico.

Marina (Cecilia Suárez) es en quien va a residir la oportunidad de ser feliz, de esa oportunidad que no hay que dejar pasar, pues en la empresa donde trabaja el pajarito de la suerte (más evidente imposible para mostrar el golpe de suerte) escoge el papelito con el nombre de Marina para ganar un viaje que se ha rifado. Diez días gratis a Playa Salamandra para dos personas, es la oportunidad de ser feliz.

El gran acierto, a mi parecer, en la cinta Párpados azules es que no hay necedad del juicios morales sobre Marina, es decir, está sola, es melancólica, porque así es, no hay detalles abrumadores de locura, de inadaptación, de maldad, de perversión, sólo está sola y tan ha sido así su vida que pareciera que es lo cotidiano.

Pero no basta con la soledad de Marina. Cuando se habla del caos es importante saber que éste es el desorden abosuluto, pero también el orden absoluto, orden que impode ver la diferencia entre cada elemento de ese universo, eso es lo que logra Contreras al introducir en la historia a Víctor (Enrique Arreola), un ex compañero de Marina, en la secundaria, que es todo lo opuesto a ella, y sin embargo, son idénticos.

Víctor se atreve a saludar a una mujer que no sabe en absoluto quien es, diferente a Marina; Víctor pareciera que recuerda a todos sus compañeros de secundaria por nombre y apellido, además de andanzas, diferente a Marina que no sabe ni recuerda nada; Víctor acepta ir de vacaciones con Marina, pese a darse cuenta que no tiene idea alguna de quién es Víctor, algo que Marina difícilmente haría; y sin embargo, Marina y Víctor están solos, solos, solos.

La cinta con sus casi 100 minutos de duración se hace deliciosa al dejar que el silencio y las miradas cuenten todo, es más, me declaro sorprendido e impresionado por la actuación de Cecilia Suárez, actriz que sólo había visto en personajes de tipo soberbio o egocéntrico (no olvidar sus participaciones en telenovelas de TV Azteca). Aquí, la Suárez es cándida, es inocente, el tímida, es encantadora, con un acento en sus diálogos que definitivamente gana la simpatía del espectador.

Contreras se resiste a poner a historia de amor abierto, no cae en el gancho de llevar a sus personajes hacia la boda con fuegos artificiales, se da tiempo para mostrar como sus dos protagonistas muestran más gozo en su respectiva masturbación que en el contacto físico con la pareja, ¿no queda así comprendida la idea de la soledad?, pues finalmente, la historia no es de Marina, tampoco la historia se mueve a Víctor, la historia es de la soledad, de la melancolía, de la tristeza, y es por eso que el relato en tiempos descansa en Marina, en tiempos en Víctor, como almas sofocadas en sus creencias y ansiedad de soledad.

Sí, el viaje está latente, y sin embargo no veremos ni una escena de la playa, pero el viaje no se va a desperdiciar, y nadie va a ser feliz del todo, y no habrá quien se bronceee bien por miedo a la ardida, y sin embargo, estos dos solitarios nos recordarán a los amorosos de Jaime Sabines:
Los amorosos callan.
El amor es el silencio más fino, el más tembloroso,
el más insoportable.
Los amorosos buscan,
los amorosos son los que abandonan,
son los que cambian, los que olvidan.
Su corazón les dice que nunca han de encontrar,
no encuentran, buscan.
Los amorosos andan como locos
porque están solos, solos, solos,
entregándose, dándose a cada rato,
llorando porque no salvan al amor.

Párpados azules da tiempo a todo, encontramos escenas extraordinarias, coomo la de Tiaré Scanda (sin duda la Muchachita está cada vez más bella) donde concentra toda la ira y desesperanza de la vida moderna; además de la sutil y categórica aparición de Ana Ofelia Murguía, que para quien vea con atención la cinta, es quien soporta el relato, y debemos agradecerle esto a Ernesto Contreras, que concentró en Murguía al personaje ideal para dar ritmo, explicación y sentido a lo que Marina y Víctor nos contaron con su cuerpo.
Párpados azules es cine que se agradece, que se centra en el personaje, no en la circunstacnia efectista.

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